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trabajadores

La vida obrera en la pampa salitrera era sumamente difícil y esforzada. En una jornada de más de ocho horas, expuesto al inexorable sol del día y al crudo frío en la noche, el calichero debía realizar peligrosas faenas para extraer el nitrato.

Según el reglamento de las oficinas salitreras de 1890, el trabajador estaba obligado a trabajar en forma constante, sin interrupción alguna, durante toda la jornada. Esto era registrado diariamente en unas libretas que a fin de mes eran revisadas para determinar cuánto se le debía pagar al obrero. El salario se entregaba en fichas, las cuales no siempre equivalían a la moneda del libre comercio.

La actividad productiva salitrera comprendía diferentes oficios. Los desrripiadores o "limpiacachuchos", que trabajaban en cuadrillas de ocho hombres, se turnaban en grupos de a cuatro para estar al interior del cachucho y luego para trabajar debajo de él, a cargo de los carros Decauville que se empleaban para transportar los ripios. Los chancadores debían dirigir el transporte en los carros Decauville hasta vaciar el material en el interior de cachucho. Ambas faenas implicaban, como mínimo, una jornada de diez horas de trabajo, a las que se sumaban las dos horas que debían caminar para volver a la oficina.

Manuel Salas Lavaqui planteaba en 1908: "Muchos obreros se quejan con insistencia de que su condición material es poco holgada, a pesar de los elevados salarios que reciben. Se quejan del monopolio del comercio ejercitado exclusivamente por los patrones en las pulperías de las habitaciones (...). El operario vive deprimido por el abandono moral en que se le olvida. Ni la autoridad pública, ni los patrones mismos han cuidado hasta ahora lo bastante para llenar los vacíos de la vida ruda del obrero con la asistencia que le es debida en forma de enseñanza práctica de religión, de dispensarios y hospitales, de estímulo de ahorro, de distracciones y de represión alcohólica" (Trabajos y antecedentes presentados al Supremo Gobierno de Chile por la Comisión Consultiva del norte. Santiago: Impr.Cervantes, 1908).