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Convictorio San Francisco Javier

Desde su llegada a Chile, la Compañía de Jesús desarrolló una extensa labor educativa, tanto para difundir la fe y la civilización entre los indígenas del reino, en la instrucción de los hijos de los españoles, como también en la formación de nuevos sacerdotes. La orden comenzó a impartir estudios superiores en 1639 con la fundación del Convictorio San Francisco Javier, gracias al aporte docente de dos miembros de la Compañía llegados del Paraguay. Tras la expulsión de los jesuitas de Chile, se convirtió en el Convictorio Carolino, dependiente de la Universidad de San Felipe.