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Las tres caras de un sello

Elisa Serrana publicó este libro en 1961, bajo el sello de la editorial Zig-Zag. La recepción que tuvo fue variada, algunas críticas fueron incluso bastante duras. Una de éstas fue la de Ricardo Latcham, quien escribió en el diario La Nación, el 7 de mayo de 1961: "En Las tres caras de un sello se encuentra el lector con una escritora audaz, que sabe mover sus personajes y entretener con una historia fértil en recursos, a veces truculentos, y no siempre delicados. El estilo es razonablemente correcto, sin alcanzar a las cimas del arte de la ficción contemporánea".

En una entrevista del semanario De mujer a mujer de noviembre del 2002, Margarita Serrano, una de las hijas de la escritora, recordó los momentos posteriores al lanzamiento del libro: "En algún diario siempre había alguna crítica. Ricardo Latcham, Hernán del Solar, Andrés Sabella, Alone. Mi papá le ponía entonación dramática a su lectura, y no volaba una mosca. Habían críticas muy elogiosas. 'Ha surgido una nueva escritora, de la nada, una mujer de la sociedad que pinta su propio ambiente, pero que lo hace con talento narrativo...'. Hernán Poblete. Lo más importante era cuando había un artículo de Alone, el grande de esos años, cuya primera crítica fue bastante dura. La voz de mi papá se iba bajando cuando leía: "Elisa Serrana parece que le temiera a la sencillez, que la encontrara desdeñable, tal vez por eso se lanza a esos enredos de intrigas y burdos procedimientos que le deben haber costado muchísimo?'." (demujeramujer.cl, 2003)

Uno de los aspectos que más se rescató de este libro fue el retrato que allí se presentó de un sector social no siempre explorado por las novelistas nacionales, la alta burguesía santiaguina. Además, sorprendió a la crítica en cuanto estructura narrativa. Se trata de la historia de un hombre y el accidente sufrido por éste, relatado desde la perspectiva de tres mujeres: su mujer, su secretaria y su amante.