Al igual que otros dramaturgos de su generación, como Egon Wolff y Fernando Debesa, Sergio Vodanovic muestra una especial preocupación por representar a la familia burguesa, grupo social del que formaban parte. Las relaciones, los conflictos, los secretos y las estrategias de poder que se develan al interior del núcleo familiar reflejan las contradicciones de la sociedad, revelando así la corrupción y decadencia en lo que parece más cercano y confiable. Tanto en la obra El senador no es honorable como en Deja que los perros ladren se puede ver cómo la corrupción del jefe de familia afecta toda la estructura familiar, especialmente a los hijos, quienes deben decidir si perpetuar esta conducta o resistirse a ella.