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Primeras exposiciones

Si bien los artistas chilenos ya habían obtenido importantes reconocimientos en el extranjero, al ser invitados a los salones europeos, - Nicanor Plaza fue incorporado al Salón Oficial de París entre 1866 y 1871 y Alberto Orrego Luco, en 1879- hasta 1884 existían pocos espacios locales de exhibición. Aquel año, en un pabellón especial de la Quinta Normal, se organizó la primera gran Exposición Nacional, que fue todo un éxito. Desde ese momento, también se coordinaron diversos remates de pinturas, lo que permitió no sólo crear un canal de difusión sino que también se pudo determinar un precio para el arte chileno: "Diversos remates estimularon las ventas del arte chileno y un creciente número de artistas nacionales mantenía -gracias a los sistemas de pensiones- un contacto directo con el circuito más influyente de la crítica oficial del arte europeo" (Ramón Castillo. 1900-1950: modelo y representación. Santiago: Museo Nacional de Bellas Artes, 2000. p. 31).

Cabe destacar que los artistas chilenos enviados a perfeccionarse a Europa becados por el gobierno, debían enviar a Chile una cantidad determinada de obras ejecutadas en el extranjero con el objeto de hacer evidente el avance de sus estudios. Estas obras eran exhibidas en Chile en distintos eventos, el problema sin embargo, más que la escasez de lugares de exhibición era la dignidad de los mismos. Así por ejemplo, la citada exposición de la Quinta Normal fue realizada en conjunto con ferias agropecuarias. Esto llevó a Pedro Lira a financiar la construcción del Partenón.