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Intercambio cultural con Europa

Los cambios ocurridos en el país, en el ámbito, político, económico y social, en las primeras décadas del siglo XIX, decantaron en una transformación de la sociedad chilena: "la ostentación y exotismo iban de la mano en las expresiones de la burguesía y de la aristocracia en una actitud anímica que es fácil de comprender. Enriquecidos los altos sectores, quedaba atrás la monotonía pacata de la Colonia y de los primeros años de la República junto con la sobriedad, la prudencia y el buen trato. También había quedado rezagado el esfuerzo laborioso de los pioneros de la formación de las fortunas; de modo que los propios fundadores de ellas y más exactamente sus descendientes nacidos en holgura, disponían de una situación para vivir a sus anchas, sin preocuparse de sus vidas con la alegría despreocupada, el boato, la moda y el jolgorio, en una competencia en que cada uno procuraba sobresalir y ser admirado y envidiado por los demás. No bastaba un alto nivel de gastos suntuosos, la mansión de corte neoclásico y el coupé de dos caballos, sino que todo debía ser singular y extraño" (Villalobos, Sergio. Origen y ascenso de la burguesía chilena. Santiago: Universitaria, 1987, p. 101).

Todo ello favoreció el intercambio cultural con Europa, hacia donde viajaron con frecuencia aristócratas, empresarios y los primeros intelectuales chilenos. París fue el destino predilecto y un referente para la moda, las costumbres sociales y la cultura. Esta época coincidió también con la llegada de numerosos extranjeros a Chile, lo que motivó la difusión de la filosofía y las ideas políticas europeas y, en especial, las de Francia que fueron adoptadas con gran entusiasmo por la juventud oligárquica.

En definitiva, en este periodo, el "gusto por lo francés", señala Ramón Castillo, "marcó las relaciones sociales y la cultura, la impronta inglesa se dejó sentir en el espíritu de empresa influenciando con mayor vigor la actividad financiera de Valparaíso" (1900-1950: modelo y representación. Santiago: Museo Nacional de Bellas Artes, 2000. p. 23)