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Obras

En todas sus obras, Sady Zañartu, a pesar de la diversidad de temas que en ellas abarca, pinta y fija la memoria y toca aspectos de la identidad nacional.

En la novela Desde el Vivac. Vida y decires de un soldado de buen humor, (1915) resume en tonos alegres lo que se vive al interior de un regimiento.

Más tarde, y con otro tono, publica Sor Rosario: historia de una monja capuchina, (1916), poema dedicado al sacrificio que implica la vida conventual. Aquí se relata el drama de una joven de clase alta que por despecho llega al convento de Las Capuchinas, y cómo transcurre su vida en este lugar.

Otra de sus obras se encuentra ambientada en un espacio completamente distinto es: Llampo brujo, La huella alucinada y El Filón del Derrotero. Considerada como una novela de hechicerías, donde se muestra un clima lleno de leyendas, supersticiones y costumbres sobre quienes buscan y persiguen la veta del metal precioso. Aportando así datos de un sector importante de nuestro país, a partir de la tradición oral.

La idea de identidad rodea también a su obra Chilecito, (1939) dividida en cuatro secciones con cuentos, encuentros y relatos históricos, es considerada un "canto a la chilenidad".

En un artículo publicado en El Mercurio, el 13 de marzo de 1983, Luis Sánchez Latorre (Filebo) señala: "En La sombra del corregidor y en el Llampo brujo dos zonas del espacio histórico de Chile brotan a la luz. En las dos el autor da muestras del respeto que le merece la lectura del mito enlazado con la realidad de su tierra".

Incursionando tangencialmente en la autobiografía, publica Mar Hondo, la biografía del puerto sin esperanza, (1949). Obra que se encuentra dividida en cuatro libros y en una especie de epílogo, "La Cripta Oceánica". La novela es un reportaje al Tal-Tal de su infancia y al entorno que lo rodea, de carácter autobiográfico, donde se muestra el paso de un niño desde la infancia a la pubertad.