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Preocupado por la pedagogía en Chile

Roque Esteban Scarpa sintió una gran inclinación hacia la pedagogía. En una ocasión le preguntaron sobre esta pasión suya y dijo: "Yo llegué a esto de enseñar por vocación, porque era algo legítimo, natural y conveniente a mi personalidad. Enseñando aprendí mucho. Quizá soy mi mejor discípulo, aunque como sigo adherido al maestro, no debo haberlo sido muy bueno... todos los discípulos terminan renegando de sus maestros y yo no he renegado de mí".

Este interés lo llevó a efectuar importantes obras en este ámbito. Convencido de que las bibliotecas eran la base de sustentación de todo desarrollo social, creó a lo largo del país (entre 1967-1970 y 1973-1977) 56 bibliotecas, 14 museos y 12 bibliotecas rurales. También ejerció cargos destacados. Fue designado coordinador humanístico del Centro de perfeccionamiento, experimentación e Investigaciones pedagógicas, por lo que le tocó participar en los primeros cursos de perfeccionamiento; uno de ellos en el Internado Nacional Femenino, y otro en la Biblioteca Nacional de Chile. Otros legados de este escritor fueron su participación en la creación del Teatro de Ensayo de la Universidad Católica, Centro de Investigaciones de Literatura comparada de la Universidad de Chile y el Instituto Chileno de Cultura Hispánica. Además, estuvo vinculado en numerosos proyectos de textos escolares para la enseñanza media.

Por otra parte, siendo docente del Saint George's College fundó la academia literaria El Joven Laurel, en 1946, donde ayudó a despertar la vocación literaria de jóvenes promesas, entre las que destacan: Carlos Ruiz Tagle, Jaime Silva, José Miguel Ibáñez, Armando Uribe, Hernán Montealegre y Antonio Avaria, entre otros. De esta Academia Literaria surgió la publicación de dos antologías, cuyo título era El joven Laurel.