Subir

Neruda

Pablo Neruda recuerda a Romeo Murga en su libro Confieso que he vivido: "Con este Romeo Murga fuimos a leer nuestras poesías a la ciudad de San Bernardo, cerca de la capital. Antes que apareciéramos en el escenario, todo se había desarrollado en un ambiente de gran fiesta; la reina de los Juegos Florales con su corte blanca y rubia, los discursos de los notables del pueblo y los conjuntos vagamente musicales de aquel sitio; pero cuando yo entré y comencé a recitar mis versos con la voz más quejumbrosa del mundo, todo cambió: el público tosía, lanzaba chirigotas y se divertía mucho con mi melancólica poesía. Al ver esta reacción de los bárbaros, apresuré mi lectura y dejé sitio a mi compañero Romeo Murga. Aquello fue memorable, al ver a aquel quijote de dos metros de altura, de ropa oscura y raída, y empezar su lectura con voz aún más quejumbrosa que la mía, el público en masa no pudo ya contener su indignación y comenzó a gritar: "¡Poetas con hambre! ¡Váyanse! No echen a perder la fiesta".