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Pop contracultural

La música rock en Chile fue, inicialmente, cómplice del sistema social y de la industria musical. Sin embargo, en la segunda mitad de la década de 1960 sus manifestaciones comenzaron a hacerse más rebeldes, contestatarias y agresivas, tanto en su forma como en su volumen sonoro. Los jóvenes que interpretaban rock empezaron a dejarse crecer el pelo y a moverse frenética, y hasta morbosamente para algunos, sobre el escenario; las canciones empezaron a interpretarse a mayor volumen y con acordes difíciles de digerir por la gran masa. El rock comenzó a transformarse, desde un producto creado por la industria musical chilena, en un grito generacional juvenil y rebelde. La cultura pop, representativa en países como Inglaterra y Estados Unidos de la oposición al sistema, de la contracultura, se hacía patente en Chile.

Los Jockers fueron el primer gran ejemplo de esta situación: pelilargos, irreverentes y tocando temas de Los Rolling Stones, arrastraron jóvenes que estaban escuchando a los propios Stones, a Credence Clearwater Revival, a The Who, a Jimy Hendrix o a The Kinks. Esos mismos jóvenes ya conocían, gracias a los medios de comunicación, a los hippies norteamericanos; algunos empezaban a fumar marihuana y muchos rechazaban, sistemáticamente, a sus padres por la sociedad en que vivían. Se sentían más allá de la política contingente, asumiendo una propuesta global, universal y de felicidad idílica.

En este contexto, conjuntos como Los Mac's, Aguaturbia, Los Vidrios Quebrados o Los Beat 4, le cantaron a la libertad o a la incomprensión de los jóvenes por parte de los adultos.

Se presentó una realidad socio-cultural donde la sicodelia, la creación artística o la vida en comunidad, ocupaba un espacio nuevo y controvertido dentro de la realidad chilena. Y en ella, el rock fue la manifestación emblemática.