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Repudio social

Existían dos categorías de madres solteras según médicos y visitadores sociales: las por "elección" y las por "seducción". Las primeras debían su embarazo a una relación sexual que consentían, conociendo la inestabilidad de su relación amorosa. También podían ser mujeres que mantenían uniones de hecho con los padres de sus hijos. El médico Carlos Monckeberg para enaltecer a estas madres llegó a afirmar que merecían simpatía porque su maternidad obedecía a la ley natural que inducía a crear la vida, y que tal vez, debía suscitar admiración por la valentía a enfrentar sin prejuicios la ley.

Las solteras por "seducción", a diferencia de las por elección, cedían ante apasionados encuentros por ingenuidad, y estaban desprevenidas ante el eventual abandono del hombre. Estas madres eran consideradas víctimas y se esperaba protección y compasión por su situación. Por ellas en especial, se pronunciaban los médicos, criticando la discriminación social de la cual eran víctimas. La mayoría de las veces invocaban a perdonar la "caída" de estas madres.

En general se entendía que las madres solteras habían cometido un error y por eso se utilizaba el término "caída". Al mismo tiempo, los más sensibles frente a este tema, sostenían que estas mujeres hallaban redención en su sufrimiento, vergüenza y en la abnegada dedicación a sus hijos. Los médicos acusaron a la sociedad chilena de hipócrita, pues se alarmaba por la alta mortalidad infantil, sin embargo, despreciaba a la madre soltera, y pudiendo ayudarla, no lo hacía. Cabe señalar que el menosprecio a las madres solteras solía extenderse a sus hijos, conocidos en la sociedad chilena como "huachos". A pesar de la discriminación, la ilegitimidad era un fenómeno arraigado en el país.