Subir

Aulos

La publicación Aulos: revista musical alcanzó a editar, durante su existencia, siete números distribuidos en un lapso de tres años, correspondientes a 1932, 1933 y 1934. Inicialmente pensada para circular de abril a enero y llevada al papel en la Imprenta La Ilustración (ubicada en Santo Domingo 863, Santiago), Aulos se caracterizó por ser un órgano de difusión ligado al mundo de la música de tradición escrita o docta. Como tal, se dedicó a promover la actividad ligada a esta tradición sonora, particularmente los conciertos, reuniones y eventos misceláneos del Conservatorio Nacional de Música.

Justamente debido a su origen académico y a su intención de convertirse en una forma de presión para alcanzar nuevos logros en materia musical, no escatimó en abordar los temas contingentes de la política cultural. Con una perspectiva europeizante y crítica, enfatizó la importancia de la educación musical en Chile y promovió su modernización.

Consecuente con esta postura, la revista tuvo la intención de acercar esta música a la gente, como se aprecia en la introducción del primer número, de octubre de 1932: "En corto tiempo y gracias a un conjunto de felices circunstancias que han echado por tierra prejuicios y situaciones que mantenía el estancamiento colonial en un arte superficialmente cultivado, la vida musical chilena ha ido adquiriendo lentamente los caracteres de solidez y originalidad que la hacen, en la hora actual, partícipe del gran movimiento contemporáneo (...) Como un aporte fundamental a este trabajo de solidificación del nivel intelectual conseguido, aparece la revista Aulos. Sus páginas contendrán esa necesaria difusión a que debe dirigirse el trabajo incansable de los músicos chilenos (...) Aulos no será, por consiguiente, ni un revista técnica ni un órgano sólo de especialistas; no pretende asemejarse a tal o cual publicación extranjera, sino crear, en Chile, y para las necesidades de Chile, un centro de publicaciones que organice nuestra dispersa actividad".

En esta publicación colaboraron célebres figuras de la música docta chilena, entre los que se cuentan Carlos Isamitt, Samuel Negrete, Pedro Humberto Allende y Domingo Santa Cruz. Estos dos últimos compositores ejercieron una importante influencia en el trabajo editorial de la revista, especialmente Santa Cruz, cuya influencia se produjo no sólo por su calidad de abogado diplomático y compositor, sino también por el peso político y cultural que su figura tuvo en la historia de la institucionalidad cultural del país durante la primera mitad del siglo XX: colaboró, creó o ayudó a crear la mayor parte de la institucionalidad cultural del país, como el Instituto de Educación Secundaria (1933), la Asociación Nacional de Compositores, ANC (1936), el Departamento de Extensión Artística de la Universidad de Chile (1939), el Instituto de Extensión Musical (1941), la Revista Musical Chilena (1945), el Instituto de Investigaciones Musicales (1946), los Festivales y concursos de música chilena (1948), el Instituto Interamericano de Educación Musical (1960), el Consejo Chileno de la Música (1963) y la Academia de Bellas Artes del Instituto de Chile (1967), entre otros, llegando a ser vicerrector de la Universidad de Chile (1944).

Con agencias de suscripción en Valparaíso, Curicó, Talca, Chillán, Concepción, Temuco, Valdivia y Osorno, Aulos estructuró su formato en torno a siete secciones, todas ellas escritas con el ánimo de difundir una música que estaba parcialmente excluida de incipientes medios de comunicación de aquella época. Las secciones eran: "Lo que somos" (editorial), escrita por la dirección de la revista o bien firmada por Pedro Humberto Allende, "Apuntes sobre nuestros folclore musical", a cargo de Carlos Isamitt, "Hacia una mejor comprensión de la música", con enseñanzas diversas sobre los conceptos que rigen la creación, interpretación y recepción de la música, "La vida musical del presente", que incluía crítica, reseña de conciertos, crónica y otros. Además incluía un "Suplemento musical", a cargo de Samuel Negrete, secciones de publicidad y, finalmente, la obligada sección de "Varios", donde se hablaba de libros, discos y se recibían preguntas de los lectores.