La relación entre la política y la poesía ha sido fuente de innumerables polémicas y escritos, desde que con el romanticismo surge la cuestión del rol social del artista. El compromiso de los intelectuales y artistas con las ideologías que han marcado a fuego el desarrollo del siglo XX ha provocado algunos de los debates más encendidos del ambiente intelectual del siglo pasado, dejando un legado que aún no se extingue.

El rol de Vladimir Maiakovsky en la Revolución Bolchevique, la filiación fascista de Filippo Tommaso Marinetti, las pugnas políticas al interior del surrealismo y la actividad partidaria de Neruda son algunos de los múltiples hechos que han impulsado la historia de una relación siempre conflictiva, que cuenta con detractores y fervientes partidarios, y que han producido en el campo literario algunas de las más fuertes y profundas discusiones que este ha conocido.

Es por esto que son miles las páginas escritas por creadores, críticos y teóricos, refiriéndose a la relación entre la obra de arte y la política, entre el creador y su tiempo, entre el compromiso del hombre y el hacer del poeta.