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Homenaje póstumo a Pedro Antonio González en Pluma y Lápiz

En 1903, varios medios periódicos dedicaron páginas a Pedro Antonio González Valenzuela, con motivo de su reciente fallecimiento, el 3 de octubre de ese mismo año. Entre estas publicaciones se hallan: La Ley, El Mercurio de Santiago, Las Últimas Noticias (1902-), Chile Moderno (1903), El Diario Ilustrado (1902-1970) y Pluma y Lápiz (1900-1904) (Escudero, Alfonso. "Pedro Antonio González". Mapocho. Número 3, 1963, p. 96-97).

Pluma y Lápiz dedicó un número especial en homenaje al autor, edición que apareció el 1 de noviembre de 1903: "Melancólico y tradicional día de los muertos el que ha elegido Pluma y Lápiz para ir a colgar su modesta corona de recuerdo sobre la lápida del muerto glorioso que hace un mes llevamos a enterrar" (Cabrera Guerra, Marcial. "En memoria". Pluma y Lápiz. Número 149. 1de noviembre de 1903, p. 2).

La portada del número estuvo a cargo de Galvarino Lee (1879-1852), quien realizó este trabajo artístico a partir de una fotografía del poeta que también fue incluida en la edición de Pluma y Lápiz (Escudero, Alfonso. "Pedro Antonio González". Mapocho. Número 3, 1963, p. 97). Este artista posteriormente trabajó como ilustrador en medios periódicos, entre ellos, Zig-Zag (1965-1964), Corre y vuela (1908-1927) y La Careta (1907) (Abella, Raquel. "Los dibujantes olvidados". Un país de tontos graves. Humor gráfico y política en Chile. Santiago de Chile: Dirección de Bibliotecas Archivos y Museos, Museo Histórico Nacional, 2017, p. 48).

La relación del poeta con Pluma y Lápiz había sido cercana, durante los primeros cinco números de la revista, el nombre de Pedro Antonio González apareció en el encabezado del medio como parte de la "Redacción y colaboración". Además, el director de la publicación, Marcial Cabrera Guerra (1871-1912), fue un amigo cercano de González y también lo ayudó a publicar el libro Ritmos en 1895.

El número especial estuvo orientado, por un lado, a dar cuenta en artículos de cómo fueron los últimos días de la vida del poeta -especialmente en el texto "Pedro A. González" de Antonio Orrego Barros (1880-1910)- y a cubrir las honras fúnebres. La edición incluyó fotografías del hospital San Vicente de Paul, en donde estuvo internado el autor, de algunas de las personas que lo atendieron y visitaron mientras se encontraba allí, imágenes de la capilla de la Escuela de Medicina en la que se hizo su funeral y también una fotografía de su tumba en el Cementerio General.

Por otro lado, el número hizo énfasis en las actividades de Pedro Antonio González como escritor y profesor. Así, Pluma y Lápiz incluyó los poemas "La trinitaria", "La mujer" y la composición "Última estrofa", que correspondió a los últimos versos que el autor escribió en un cuaderno que usaba mientras se encontraba en el hospital. Acerca de este poema, la revista comentó que en él se hallaba, "por una de esas frecuentes intuiciones del genio, una vislumbre profética de su muerte, acaecida en una apacible tarde de los primeros días de octubre, cuando la luna le alzaba en las primeras horas del crepúsculo" ("Última estrofa". Pluma y Lápiz. Número 149. 1 de noviembre de 1903, p. 14).

Como otro conjunto de textos en homenaje del autor, se publicaron composiciones poéticas de Miguel Luis Rocuant (1877-1948), Marcial Cabrera, Abelardo Hidalgo y Marcos A. Puelma y artículos que hicieron referencia al trabajo de González como poeta y a su vida, además de dar cuenta de la falta de reconocimiento de su obra. Así, por ejemplo, Matilde Brandau (1879-1948), quien fue alumna de González en la enseñanza secundaria, escribió: "Y murió el Poeta -el más grande y el más desgraciado, de nuestros poetas dejando tras de sí una huella tan luminosa e imperecedera que servirá de resplandeciente faro a toda una generación nacida y desarrollada bajo su sombra y que hoy solloza en la horfandad con angustia infinita" ("In Memoriam". Pluma y Lápiz. Número 149. 1 de noviembre de 1903, p. 16).

En otro de los artículos, Francisco Contreras (1877-1933) recordó una conversación que tuvo con Cabrera, en la que le preguntaba: "¿No te parece que tratándose de una personalidad tan rara como González, deberían no solo los compañeros, sino la sociedad toda y aún el Gobierno, haber hecho lo posible por prolongar, por 'cristalizar', si fuera dado su existencia?... Porque González fue una de esas manifestaciones monstruosas, de puro grande, e inusitadas, en la especie…" ("Última visita a Pedro A. González". Pluma y Lápiz. Número 149. 1 de noviembre de 1903, p. 11).

Marcial Cabrera señaló en el editorial de este número especial que la edición no pretendía dar el "elogio lírico" del autor de Ritmos, sino que "sencillamente acopiar detalles del hombre y del poeta, signos y condiciones de su ambiente y de su obra, todo el material futuro con el cual puedan los que nos sucedan en la labor, grande o mediocre, de la vida mental, construir, ya por fin, sólida y fundamentalmente, la columna literaria que corresponda en nuestro horizonte a Pedro Antonio González" (Cabrera Guerra, Marcial. "En memoria". Pluma y Lápiz. Número 149. 1 de noviembre de 1903, p. 2).

Posteriormente, entre diciembre de 1903 y enero de 1904, la revista dedicó un artículo a González, que se centró en el análisis de su obra lírica, estudio realizado por Víctor Domingo Silva (1882-1960).