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Artículos de Vicente Pérez Rosales en publicaciones periódicas

Vicente Pérez Rosales fue un activo participante en revistas y periódicos, en los que publicó artículos relacionados tanto con sus viajes por Chile, su experiencia en Estados Unidos y su posterior trabajo de Agente de Colonización, además de algunas secciones en que se dio la libertad literaria para escribir sobre diversos temas de su interés personal.

Durante el año 1846, por ejemplo, participó en la dirección, edición y publicación del periódico santiaguino El Mosaico (1846) junto a Hermójenes de Irisarri (1819-1886), en el que escribieron importantes intelectuales de la época como Andrés Bello López (1781-1865), el académico Manuel Silvela y García de Aragón (1781-1832) -quien fue su maestro en Paris durante- o el intelectual, político y diplomático Juan García del Río (1794-1856). El periódico contó con doce publicaciones antes de que Pérez Rosales decidiera viajar a Copiapó para probar suerte en el negocio de la minería.

De regreso a Chile tras su viaje por California (1848-1850), Pérez Rosales publicó un artículo relacionado en la Revista de Santiago, en el que expuso su experiencia durante la "fiebre del oro" norteamericana. Sin embargo, su principal participación como escritor recurrente, y que incluso contó con una sección propia, fue en la Revista Chilena entre 1875 y 1877, periodo entre su salida del cargo de diputado por Chillán en el Congreso Nacional y su posterior retorno en 1876 como senador por la provincia de Llanquihue.

Allí Pérez Rosales publicó regularmente su sección "Sueños que parecen verdades y verdades que parecen sueños", en la que desde un lenguaje simple y pedagógico ensayó, comentó y reflexionó sobre ideas relacionadas con diversos temas. El título de la sección se debió a que el autor hizo alusión a sus lecturas nocturnas y sus "sueños" y "pesadillas" luego de cada una de ellas. Además, por lo general dicho título iba acompañado de la especificación del tema, agregándose un "Algo sobre…". Por ejemplo, en 1875 publicó "Algo sobre física", artículo en el que comentó algunas de sus lecturas y divagaciones sobre física, cosmología, la conformación de la tierra y su lugar en el universo, junto con explicar el desarrollo de las ciencias y sus leyes generales. En "Algo sobre el hombre" (1875) profundizó sobre la historia universal de la humanidad, presentó una visión "moderna" de lo que él entendía que debía ser esta y esbozó una crítica a la historia oficial centrada en las personalidades y la vida política y de palacio, a lo que agregó que "los progresos morales e intelectuales de la humanidad, sus adelantos materiales, las causas que los promueven, aquellas que los entorpecen o los destruyen, son para la generalidad de los historiadores asuntos tan secundarios, que apenas les merecen tal o cual reglón en calidad de apéndice, y no siempre" (Pérez Rosales, Vicente. "Algo sobre el hombre. Sueños que son verdades y verdades que son sueños". Revista Chilena, Tomo III, Santiago: La República, 1975, p. 530).

Luego, en el mismo artículo presentó ideas sobre el origen, composición y comportamiento del ser humano. Otros artículos del mismo estilo fueron "Algo de lo que por acá llamamos centralización" en el que de manera satírica pero documentada realiza una crítica a la burocratización de los procesos en las instituciones públicas, y "Los Loros", para referirse de manera comparativa a los escritores que repetían fórmulas literarias y frases.

Fuera de aquella sección, Pérez Rosales se dio tiempo de escribir sobre otros temas en la Revista Chilena, como "Estudios constitucionales", artículo en el que expuso sobre la separación de los poderes del Estado y su historia a través del análisis de constituciones políticas extranjeras. También fue de relevancia la publicación de sus "Recuerdos de Copiapó" (1846), donde contó su estadía en esa provincia, el trabajo de minero y la descripción de las faenas, sus viajes al interior donde conoció los principales yacimientos y su breve incursión a la cordillera atacameña.

Destacada fue también la publicación en dos partes en 1877 de su "Diccionario del entremetido", a través del cual definió conceptos desde su particular visión de mundo. En ese lugar se jactó de su singular forma de lectura y escribió que "no hay papel chico ni grande, folleto, memorial o cartapacio que caiga en mis manos que de ellas se escape, sin pagar alguna contribución de risa o de respecto, envuelta en su correspondiente apuntillo; ni apuntillo que en proporcionado legajo deje de pasar de mis manos al fondo de una petaca en donde, cabe, quien lo creyera, la quinta esencia de centenares de impresos que a manera de parras silvestres dan muchas hojas y tal cual mezquino pampanito" (Pérez Rosales, Vicente. "Diccionario del entrometido". Revista Chilena, Tomo VIII, Santiago: La República, 1977, p. 321). El Diccionario estuvo compuesto de una serie de palabras de uso común en el país acompañadas de las particulares definiciones y explicaciones desarrolladas por el propio Pérez Rosales en su estilo literario.

Ese mismo año publicó también "Estudio sobre el clima de Chile", una versión revisada y unificada de algunas ideas propuestas previamente en algunos capítulos de Ensayo sobre Chile (1859). Y, en el ámbito de la historia nacional, publicó un bosquejo de la vida del comerciante, militar y político chileno Juan Antonio Rodríguez (1774-1848), destacado por su gobierno militarizado de la provincia de Mendoza y la posterior revolución separatista que lideró en 1848 en contra del gobierno central argentino. Pérez Rosales conoció de cerca a Rodríguez, ya que fueron socios en el negocio de compra y arreo de ganado entre Chile y Argentina.

La última publicación hecha por Pérez Rosales en la Revista Chilena, antes de dedicarse de lleno al trabajo como senador, fueron sus memorias del viaje a Estados Unidos, las que tituló "Viaje a California. Recuerdos de 1848, 1849, 1850" y que posteriormente fueron parte de Diario de un viaje a California.

Como él mismo comentó previo a su muerte, estas memorias, sumadas a las de Copiapó y otras reflexiones que se pueden encontrar en periódicos como El Heraldo y La época de Santiago, constituyeron parte fundamental de los borradores de su obra más conocida y elogiada, Recuerdos del pasado (1882).