Los numerosos artículos sobre arte que incorporó Pacífico Magazine fueron el espacio idóneo para sacar partido a las múltiples posibilidades gráficas que ofrecían las maquinarias de los modernos talleres de editorial Zig-Zag. La revista incluye reseñas sobre los artistas y sus obras, acompañadas de reproducciones fotográficas e, incluso, de instantáneas de los creadores en plena faena. Se publicaron también varios artículos sobre temas de historia del arte y estética, así como comentarios de las más recientes exposiciones nacionales y extranjeras. La presencia permanente de las artes dentro de la pauta editorial de Pacífico Magazine contribuyó a una progresiva especialización de los autores, antecedente necesario para la cristalización de la crítica de arte en Chile.

Pese al sesgo academicista que primaba entre los cronistas, sorprende la atención que prestaron a un movimiento de vanguardia como la pintura futurista, en el mismo momento en el que esta eclosionaba en Europa. Del mismo modo, prácticas artísticas incipientes como la fotografía y, sobre todo, el cine, también tuvieron cabida en las páginas de la revista. Son varios los artículos en los que se analiza la revolución estética que supone el surgimiento del cinematógrafo y las posibilidades de desarrollo que este podía tener en el país. A esas alturas, cuando aún no existían las salas de cine y las proyecciones se realizaban en salas de teatro, los autores recurrían a los códigos y principios del arte dramático como punto de referencia para evaluar las producciones cinematográficas.