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Otras camaradas

Leonor Solar y Rosa Ramírez, ambas costureras, una oriunda de Valparaíso y la otra de Santiago, pertenecieron al regimiento 2º de línea. Estas cantineras trascendieron por su participación en la Batalla de Tarapacá donde sucumbieron junto al Comandante Eleuterio Ramírez. La suerte fue distinta para María Quiteria Ramírez, amiga de Irene Morales, quien también estuvo presente en ese cruento episodio donde fueron asesinadas sus compañeras. No murió en manos de los soldados peruanos, sino que fue tomada prisionera y llevada a Arica. En prisión compartió con otros 50 compatriotas y entre ellos se hizo popular por su simpatía. Ramírez fue destacada por su participación en la Batalla de Chorrillos, y por su ayuda a los soldados heridos. Regresó a Santiago en 1881.

Dolores Rodríguez es otra figura de renombre. Quiso acompañar a su marido y se trasladó oculta al norte. Una vez allí, se dedicó a lavar la ropa de las tropas del Regimiento de Zapadores. Una versión de su historia narra que presenciando la muerte de su marido en la Batalla de Tarapacá, tomó las armas y comenzó a combatir. Mientras este relato la ensalza, otros, como por ejemplo el de Benjamín Vicuña Mackenna, desacreditan este heroísmo y describen a Rodríguez como una mujer carente de la moralidad propia de una verdadera cantinera.

El caso de Juana López pasó a la historia por representar el tardío reconocimiento de las autoridades hacia las cantineras. Al igual que Dolores Rodríguez, Filomena Valenzuela y Mercedes Debia, López se unió al ejército siguiendo a su esposo. Los hijos del matrimonio también se enrolaron. Juana López perdió a toda su familia en la guerra, pero ella continuó en el combate hasta el final del conflicto, siendo parte de las tropas que pisaron suelo limeño. Esta cantinera falleció sola en 1904, sin recibir homenaje. Las autoridades, encabezadas por el Intendente de Santiago, para reparar su ingratitud organizaron un masivo acto en torno a su tumba. Su mausoleo en el Cementerio General desde ese día quedó adornado con una rejilla que lo rodea, y con una placa que memora sus servicios.