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Desarrollo urbano

Después de su repoblamiento, a fines del siglo XVIII, el primer Gobernador de Osorno fue Manuel Olaguer Feliú, a quien sucedió Cesar Balbiani. En 1797, Ambrosio O'Higgins designó como Gobernador y Superintendente de Osorno a Juan Mackenna O´Reilly, quien durante los años que estuvo a cargo de la ciudad realizó una gran labor para reconstruirla. Impulsó el desarrollo de la industria, especialmente la molinera, trajo artesanos irlandeses para que enseñaran a los colonos e incentivó la agricultura y la ganadería. Así, la ciudad lentamente comenzó a cambiar su aspecto de villorrio, y ya en 1801 su población alcanzaba los 1.000 habitantes. Después de un corto período de decaimiento Osorno retomó la senda del crecimiento, especialmente a mediados del siglo XIX con el inicio de la colonización alemana. El Censo de 1865 registró en la ciudad de Osorno un total de 1.536 habitantes. Su forma era regular, de calles rectas y de buen ancho. Al centro del trazado urbano se encontraba la Plaza de Armas, la iglesia, las escuelas fiscales, la Casa de Gobierno y la cárcel construida de piedra cancagua. Ciertos sectores de la plaza y del damero original no estaban completamente construidos y todavía se podían apreciar las ruinas de la ciudad destruida en 1604. A un costado de una plaza situada al suroriente, se encontraba un Monasterio Franciscano que todavía existe. La población de origen español localizó sus residencias principalmente alrededor de las plazas de Osorno. Los alemanes ubicaron sus viviendas en el sector nor-poniente. En su aspecto exterior contrastaban en Osorno las casas de adobe y tejas que la habían caracterizado desde su refundación, con las construcciones de los colonos alemanes, realizadas en su mayoría en madera. Esto último se evidenciaba en sus grandes casas en madera, de dos pisos; con amplios ventanales, galerías y corredores, empleándose fierro galvanizado para las techumbres y cemento para las bases, chimeneas, escaleras y terrazas. Utilizaban el fierro galvanizado para forrar las construcciones de madera y así hacerlas impermeables a la humedad de la atmósfera. Cada construcción era diferente una de otra, con diseños especiales unidos a los hermosos jardines que rodeaban esas mansiones.