En el período del estado de compromiso o benefactor las universidades chilenas eran instituciones de gran prestigio, ascendencia y poder social, el cual era utilizado para adquirir o negociar facultades que incluso sobrepasaban las disposiciones legales vigentes. En este marco, como no se podía realizar publicidad en televisión, ésta se hacía en forma encubierta. María de la Luz Hurtado en su libro Historia de la televisión chilena entre 1959 y 1973 cita a Eduardo Tironi, entonces director de Canal 13, quien recibió un llamado en el cual "el Ministro estaba furioso porque se estaba haciendo publicidad encubierta: como prueba, él tenía una foto de un tarro de leche Nido proyectado en uno de nuestros programas. Tuve que explicarle que era imposible mantener la producción televisiva a un nivel universitario sin presupuesto alguno y que la falta de financiamiento amenazaba con la sobrevivencia misma del medio, el que estaba cumpliendo una importante función pública. A la vez le hice ver que la televisión había entrado a miles de hogares y que nosotros no nos hacíamos responsables de las protestas de estos miles de santiaguinos frente al Palacio de la Moneda porque aún estaban pagando su aparato de televisión, y por supuesto querían gozar de él. Además le dije que la última toma que saldría al aire sería la de los carabineros cerrando el canal. Algunos días después llegó un oficio del Ministerio del Interior en el que se establecía que los canales universitarios podían seguir funcionando como lo habían hecho hasta ahora. Era una manera indirecta, no comprometedora, de autorizar la publicidad. De ahí en adelante, ésta se realizó abiertamente".