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Ídolos

La noción de ídolo dentro de la cultura musical masiva es de larga data. Ya a mediados de la década de 1940 personajes como Jorge Negrete constituían el paradigma de la figura artística adorable por el público. Sin embargo, fue desde la década de 1950 cuando el concepto empezó a tomar forma en un fanatismo juvenil. A fines esta década Elvis Presley, Pat Boone o Harry Belafonte marcaban presencia desde el disco y el cine, generando expresiones de admiración. Posteriormente, desde la balada romántica, Cliff Richards hacía suspirar sobre todo a las jovencitas, con su voz melosa y su atractiva presencia. Paul Anka y Frankie Avalon llenaban páginas de revistas con sus fotografías y relatos de sus vidas.

Con el referente que tenían estrelllas como Elvis Presley o Los Beatles, paulatinamente en Chile la juventud derivó su fascinación hacia figuras nacionales.

Entre ellos, el mejor ejemplo fue José Alfredo Fuentes, quien fuera el artista que tuvo el mayor fans club en Chile. Pero no sólo él: Gloria Benavides también tuvo un nivel de popularidad que la transformó en ídolo juvenil; Ricardo García, desde su papel de disc-jockey, se consideraba igualmente "el ídolo que no canta".