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Nomenclatura de las castas

"Las castas que provienen de la unión de unos con otros son de tantas especies y en tan grande abundancia, que ni ellos saben discernirlas"

(Jorge Juan. Relación Histórica, 1748, Parte I, Lib. I, Cap. IV, p. 42)

Durante el siglo XVIII, el panorama del mestizaje se tornó más complejo por las enormes posibilidades de mezclas que existían entre los individuos. A la primera generación de españoles, indios y negros se sumaron los intercambios entre mulatos, mestizos y zambos. De ahí que surgieron diversas nominaciones con el objetivo de ordenar la diversidad humana por medio del color de la piel.

Esta taxonomía gravitó en torno a la idea de la pureza de sangre representada por la piel blanca. Según la creencia generalizada durante la Colonia, la mezcla con el elemento negro degradaba a los seres humanos, puesto que contaminaba y significaba una mancha. Esto, porque -bajo esa concepción- tanto los vicios como los méritos se heredaban por medio de la sangre. Por lo tanto, la pertenencia a una casta conllevaba toda una connotación simbólica y normativa, ya que a cada grado de pigmentación le correspondía -en teoría- un comportamiento y una psicología dada por su nacimiento.

Para la conformación del léxico de las castas, los funcionarios de la Corona tomaron palabras corrientes de su vocabulario, pero que, en otro contexto, tenían un significado semántico distinto. Por lo general, se homologó la contextura de los hombres con características de algunos animales: mulato, lobo, coyote. Otros consideraron el pelaje y el color del cabello animal: barcino, albarazado. Hubo términos que fueron creaciones pintorescas. Salta atrás: porque es más oscuro que la madre o Tente en el Aire y Ahí te estás: con el fin de designar que, en la escala de pigmentación corporal, no adelantan ni retroceden.

Las enormes posibilidades de mezclas generaron un problema para los párrocos y escribanos que tenían que apuntar este dato en los registros parroquiales y protocolos notariales durante la Colonia. ¿Cómo calificar a los sujetos?

Según Ángel Rosenblat tanto la autopercepción de la casta como el uso que le dan a estas categorías en las escribanías y parroquias, cambian a lo largo de América Latina. Por lo general, existen más variedades y rigurosidad en los virreinatos de México y Perú. Además, estos desbalances permiten que una misma persona sea rotulada de manera distinta de acuerdo a la institución o la región en que se haga el documento.

Todas estas coyunturas se transforman en un gran desafío para quienes desarrollan la demografía histórica y quieren conocer la proporción de los distintos grupos étnicos de la población durante el periodo colonial.