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Entre 1966 y 1973

Si bien la Generación de 1960 comenzó a publicar a principios de la década, fue el período entre el año 1966 y 1973 el que concentró la mayor cantidad de lanzamientos. Fue entonces donde se evidenció una real ruptura con respecto a la tradición literaria anterior: cambios en el lenguaje y temáticas novedosas.

Quién marcó la pauta fue Antonio Skármeta con su libro de cuentos El entusiasmo, publicado en 1967. Lo siguieron: Poli Délano con su novela Cambalache (1968) y Vivario (1971); Ramiro Rivas, con El desaliento (1971); Ariel Dorfman, que publicó su Para leer al Pato Donald (1971); Luis Domínguez con su conjunto de cuentos, Citroneta Blues (1971); Mauricio Wacquez y su libro Excesos (1971); Antonio Avaria, con Primera muerte (1971); Carlos Olivárez, con su volumen de relatos Concentración de Bicicletas; Eugenia Echeverría, con Cambio de palabras (1972) y Fernando Jerez con su novela El miedo es un negocio (1973), último libro publicado por Quimantú, entre muchos otros.

Aunque el panorama editorial fue auspicioso, aún no poseía la energía de la industria internacional, por ello que muchos escritores, buscando quizás superar las limitantes de distribución del mercado editorial chileno, publicaron fuera del país: "En 1968 asistimos a la fuga del talento narrativo chileno al extranjero. Novelistas y cuentistas abandonan gradualmente las editoriales nacionales, en busca de los prestigios más sólidos y mercados más amplios que ofrecen España, México y Argentina. Es un signo positivo de madurez y calidad literaria, pero es también un síntoma alarmante de los problemas que afectan al libro en nuestro país. Los escritores comienzan a pensar que publicar en Chile es una trampa. Se tiran tres a cinco mil ejemplares de sus libros, a un precio inaccesible para las grandes mayorías, imposible de exportar al exterior. Carecemos de ediciones masivas de libros económicos y la misma distribución en el territorio es anticuada, rígida e ineficaz. El libro no está en las calles, ni en los patios universitarios, ni en los institutos de cultura, ni en las instituciones sociales" (Antonio Avaria. "La novela y el cuento chileno en 1968", Mensaje, (176): 59-60, enero-febrero, 1969).