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orquestas chilenas de música tropical

Como señalan González y Godoy, "para hacer música tropical en Chile, nuestros músicos tuvieron modelos proporcionadas por el cine, los discos y las constantes giras que solistas, conjuntos, orquestas y compañías de revistas cubanas realizaron en nuestro país entre las décadas de 1930 y 1950. Es así como a mediados de los años cincuenta, se podía bailar chachachá en Santiago al compás de orquestas locales especializadas en música tropical, como Cubanacán, dirigida por Jorge Ocaranza; Huambaly, dirigida por Lucho Kohan; Ritmo y Juventud, dirigida por Fernando Morello; Los Peniques, dirigida por Silvio Ceballos; y Los Caribes, dirigida por el brasileño Joaquín Pancerón" (Godoy y González, 1995:35).

El formato instrumental de estas orquestas guardaba relación con las antiguas orquestas de jazz chilenas pues, al igual que estas, empleaban trompetas, trombón, saxos, piano, contrabajo y batería; renunciaron, sin embargo, a la guitarra y agregaron percusiones afroamericanas. Esta instrumentación era muy similar a la utilizada por sonoras cubanas como la Sonora Matancera.

El repertorio, además de mambo y chachachá, incluía una amplia gama de géneros tropicales como rumba, guaracha, bolero, marcha y merengue, entre otros. También interpretaban un jazz bailable comercial de estilo swing junto a canciones foxtrot. En los años sesenta, la cumbia comenzó a convertirse en el género predilecto de las orquestas nacionales, imponiéndose por sobre las variedades de origen cubano que gozaron de mayor popularidad en la década anterior. Por ese entonces también incorporaban a su espectáculo algunos temas de rock & roll, ante el éxito de esta música materializado con el surgimiento de la Nueva Ola.