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Mujeres y hombres

La Casa de Corrección fue la versión femenina de la formación de una institución penitenciaria moderna, pero su régimen se planteó de una manera diferente al de los hombres. Los estudios históricos con perspectiva de género resaltan la gran distinción que existió en la punición de cada sexo. En los penales femeninos perduró el enfoque religioso colonial. Para las mujeres, la reclusión apuntaba al objetivo de regenerar su virtud o de salvar sus almas caídas en el vicio. Los valores femeninos que esperaban preservarse eran la virginidad, la honra sexual y la maternidad.

Los delitos cometidos por mujeres eran en general crímenes leves, y se asociaban a una caída espiritual. Producto de esta connotación, tenía sentido reparar su conducta equívoca por medio de una institución religiosa. La obra del Buen Pastor se proponía rescatar a sus asiladas del mal y del pecado, y esperaban corregir su comportamiento y rehabilitaras. Además de la oración, el trabajo arduo se consideraba un elemento esencial para la "moralización" de las reclusas. Igualmente para los hombres el quehacer productivo era clave, pero sus cárceles estaban administradas por funcionarios civiles, las alusiones a la virtud no existían, tampoco la religión imbuía toda la dinámica disciplinaria, y la caridad no figuraba como una de sus fuentes de financiamiento.