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recaudar fondos

Las instituciones de caridad solían solicitar subvenciones al Estado, las que no siempre eran otorgadas o resultaban suficientes. En principio, las organizaciones benéficas nacían con el patrimonio de sus fundadores o con el dinero recaudado entre los integrantes más conspicuos de estas asociaciones. La continuidad de estas agrupaciones dependía de las actividades que emprendieran los consejos directivos, de la inversión de parte del patrimonio institucional y de la correcta administración de los recursos. Las mujeres de la elite con frecuencia organizaban rifas, bailes, exposiciones artísticas, kermesses y veladas culturales para recolectar fondos. A veces visitaban los hogares de la oligarquía para requerirles directamente una contribución. También vendían artesanías fabricadas por ellas o por las personas que protegían. La intensa vida social que se vinculaba al abastecimiento de fondos para las obras benéficas, suscitó suspicacias en algunas mujeres que denunciaron un trasfondo frívolo e hipócrita entre las asistentes a los eventos o el uso del pretexto benéfico para organizar eventos culturales que se alejaban de lo moralmente aceptable.