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Testimonios de su personalidad

Los testimonios recopilados por sor Imelda Cano perfilan la sorprendente personalidad de Catalina de Erauso. En ellos se reflejan las impresiones de quienes conocieron a Catalina, como el de Pedro del Valle, quien se refiere a ella en los siguientes términos: "(...) es de estatura grande y abultada para mujer, bien que por ella no parezca ser hombre. No tiene pechos que desde muchacha me dijo haber hecho no sé que remedios para secarlos y dejarla llana como le quedaron (...)De rostro no era fea, pero no hermosa (...)Sus cabellos son cortos y negros, como un hombre con un poco de melena. Viste de hombre a la española, trae la espada bien ceñida, y así la vide: la cabeza un poco agobiada, más de un soldado valiente que de cortesano de vida amorosa. Sólo en las manos se le puede conocer que es mujer, porque las tiene abultadas, carnosas, robustas y fuertes, bien que las mueve algo como mujer".