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Inclinación hacia la política

Hasta la muerte de Héctor Barreto, los integrantes de la Generación Literaria de 1938 consideraban que la política era una traición a la poesía. Tras el asesinato de Barreto, Miguel Serrano se acercó al comunismo y colaboró con diversos periódicos de izquierda: Frente Popular, La Hora y Sobre la marcha, de la uruguaya Blanca Luz Brum. Sin embargo, su entusiasmo duró hasta que Vicente Huidobro le pidió que combatiera en la guerra civil española en 1936; en ese momento se alejó de la política: "Eran los años de la guerra de España y mi tío Vicente Huidobro me propuso ir a combatir a favor de la izquierda española. Bueno, pero ¿por qué voy a ir a luchar allá? ¿Por el marxismo? Pero si yo no conozco el marxismo, pensé. Entonces, le dije que no iba. En lugar de eso, me encerré en mi casa por meses, con todo lo que pude encontrar sobre el marxismo. Leí y leí. De allá salí convertido en un antimarxista convencido. Vi que todo eso era absolutamente falso y una doctrina totalmente perniciosa; no sólo para Chile sino para el mundo (Olivares, Lilian. "Miguel Serrano: lo que piensa hoy un nazi", La Segunda, 18 de mayo, 1984).

Tras rechazar la invitación, se hospedó por unos meses en un fundo del padre de Juan Emar, Eliodoro Yáñez; allí estuvo en estrecho contacto con Eduardo Anguita y Leopoldo Castedo. Finalmente, en 1938, tras la matanza de 60 miembros del partido nacionalsocialista en la torre del Seguro Obrero, Miguel Serrano se acercó a la ideología nazi: "Sin duda la matanza del Seguro Obrero, significó que yo me acercara al nazismo. Fue algo difícil, porque los nazistas (sic.) habían matado a mi amigo el escritor Héctor Barreto (en una reyerta entre ellos y los socialistas) (Olivares, Lilian. "Miguel Serrano: lo que piensa hoy un nazi", La Segunda, 18 de mayo, 1984).

Hoy en día, Miguel Serrano afirma que su adhesión a la doctrina nazi tiene un matiz más filosófico que político: "Se podría decir que sí. Durante la Segunda Guerra Mundial me contacté con alemanes de la SS que frecuentaban la revista La nueva edad, que yo dirigía. Estos me revelaron el fondo mítico y, por así decirlo, esotérico del nazismo, algo que yo no sospechaba para nada y que me sorprendió gratamente. Esto sacaba al nazismo y lo ponía completamente aparte del facismo, del falangismo y de cualquier otro movimiento nacionalsocialista. Esto me empujó a profundizar en la materia, conectada, naturalmente, con la India y el Tíbet" (Rodríguez, Eugenio. "Los nazistas estamos fuera del sistema", Valija Cultural, 23 de agosto, 1992, p. 2).