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Logra una beca del gobierno francés

"Para mí fue muy importante obtener esa beca porque yo deseaba un nuevo camino en mi pintura y necesitaba saber si ese cambio me podría compensar el abandono de algo que ya me resultaba bien y tenía éxito. Era un cambio por una posibilidad incierta" señaló Matilde Pérez (Díaz, Carmen Cecilia. "Entrevista a Matilde Pérez", s/p, julio 2006).

La decisión no sólo remeció su trayectoria artística, sino que la obligó a dejar momentáneamente a su marido, Gustavo Carrasco, con quien se había casado en 1946 y a su único hijo, Gustavo, entonces de 12 años: "Lo consulté con mi suegra, también pintora pero que no pudo dedicarse al arte, quien me apoyó incondicionalmente. Eso me ayudó mucho y partí", recuerda.

Estaba viviendo uno de sus primeros gestos de autonomía, de los muchos que vendrían con los años.

En París compartió con su amiga, la escultora Marta Colvin quien, entre otras cosas, la invitó a una exposición de Víctor Vasarely: "Era enero de 1961 y no había nadie más que una escribiente en las tres salas de la exposición. Estábamos conversando con Marta acerca de la obra cuando la secretaria de pronto interrumpe su trabajo y me pregunta si quiero conocer a Vasarely. Naturalmente era lo único que yo quería, pero en ese momento, sin darme mucho cuenta, lo conocí y expliqué lo que yo estaba haciendo".

"Cuando tengas unas quince cosas, llámame", le respondió Vasarely. "Me desesperé, no tenía 15 cuadro para mostrarle y no sabía si iba a lograr que se secara el óleo por el frío de París". Finalmente todo salió bien, Vasarely la felicitó e iniciaron una larga relación de colaboración hasta la muerte del artista en 1997. En París se vinculó también con el Group de Recherche d'Art Visuel al que pertenecían, entre otros Jean-Pierre Yvaral y Julio Le Parc.

De regreso a Chile sufrió la incomprensión del medio y se encerró a trabajar en su taller. El convencimiento de que lo cinético era su camino la impulsó a seguir hasta comenzar a obtener reconocimiento por su trabajo. Aunque señala: "nunca entendieron bien lo que hacía; viví siempre en un país de muchos límites pero, seguramente el haber crecido bastante sola me hizo fuerte y me ayudó para que la soledad posterior no fuera tan dura".