Marina Ortiz de Gaete nació en Costuera el año 1513. Sus padres fueron Francisco Ortiz y Leonor Gutiérrez de Gaete. Se casó con Pedro de Valdivia en 1527, siendo apenas una adolescente y no tuvieron hijos en los 10 años que vivieron juntos. La separaba una gran diferencia de edad con Valdivia, su pasatiempo era la piedad religiosa y no poseía la ilustración de su esposo. Los literatos suelen explotar estas discordancias en sus historias para explicar que la distancia entre la pareja era insoslayable, pues su relación carecía de pasión y puntos en común. Además, Valdivia era militar aventurero por tradición familiar y naturaleza, dado esto, viajó a las Indias, en tanto Marina Ortiz quedaba en España. Sin embargo, él siguió prestándole apoyo económico y procuró legarle la herencia que por justicia le correspondía como esposa legítima.

Solo como consecuencia del juicio que lo aquejó, Valdivia pidió a su cónyuge que viniera a su lado. Ya que Gerónimo de Alderete, su amigo, zarpaba hacia el Viejo Continente, le encargó la misión de traerla. Ortiz de Gaete atravesó el Atlántico junto a su familia y arribó en 1555, pero llegó tarde al encuentro con su esposo. Como viuda de Valdivia heredó sus propiedades, pero tuvo que pelear por ellas ante el Gobernador García Hurtado de Mendoza quien las tenía por suyas. Finalmente, el propio Rey Felipe II dirimió en su favor. Marina Ortiz de Gaete se asentó en Concepción, mas no gozó de las riquezas que esperaba encontrar en estas tierras. Murió en 1592.