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Luis Advis (1935-2004)

Su tránsito cómodo entre géneros musicales diversos y su disposición desprejuiciada para relacionarse con intérpretes y temáticas de mundos heterogéneos hicieron de Luis Advis un compositor peculiar, además de influyente y excepcionalmente prolífico. Autor de música para obras de teatro de Lucho Córdova, Ramón Griffero y Andrés Pérez, y películas como Julio comienza en julio y Coronación, el iquiqueño compuso al menos dos de las cantatas más famosas de la historia de Chile -la Cantata Santa María de Iquique y Canto para una semilla- y articuló canciones de alcance popular para voces tan conocidas como las de Gloria Simonetti y Margot Loyola.

Desde su juvenil interés por la tradición clásico-romántica europea, Advis se fue abriendo sin prejuicios a diferentes influencias, que lo convirtieron en un autor tan conocedor de lo sinfónico como de lo folclórico. Profesor y presidente de la Sociedad Chilena del Derecho de Autor (SCD) a partir de 1993, Advis supervisó los ires y venires de la Ley de Fomento a la Música Nacional, aprobada finalmente en septiembre del 2003, tras años de discusiones en el Congreso. Por su aporte a la música chilena se hizo acreedor ese mismo año de los premios Figura Fundamental de la Música Chilena, de la SCD, y Premio Presidente de la República 2003, en la categoría música docta.

Su obra más popular fue un tributo a los mineros fusilados el 21 de diciembre de 1907 durante la masacre de la Escuela Santa María de Iquique, conocida con este nombre por el establecimiento donde los trabajadores se refugiaron antes de que la autoridad decidiera reprimir la protesta disparando de forma indiscriminada. La obra toma las voces de los mineros que decidieron marchar junto a sus familias desde las salitreras de Alto San Antonio hacia Iquique, esperanzados en conseguir allí una solución a sus demandas laborales. A partir de exhaustivos estudios históricos, su experiencia en composición para teatro y su conocimiento personal de la ciudad, Luis Advis comenzó a trabajar las partituras de la obra a fines de 1969, combinando ritmos de raíz folclórica latinoamericana y música sinfónica europea. Con las voces del grupo Quilapayún y el relato del actor Héctor Duvauchelle, la obra fue estrenada y grabada en 1970, convirtiéndose de inmediato en un hito de la música popular chilena y en todo un símbolo del fervor político de la época.