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Volvió a aparecer al año siguiente

Una nueva directiva -constituida por Roque Esteban Scarpa en el cargo de director y Guillermo Blanco como secretario de redacción- efectuó una total renovación. Se presentó un diseño distinto en la portada: un dibujo de un árbol que iba cambiando según la estación en que la revista se editaba. Por ejemplo, en otoño era café; en primavera, verde; en verano, rojo y florecido y en invierno, sin hojas.

También se reorganizaron las secciones. En las primeras páginas permanecieron los ensayos de los colaboradores, eso sí que de menor extensión. A continuación se inauguró la sección "Los narradores", en la que se publicaban cuentos, teatro y poesías de autores chilenos. Otros espacios fueron: "Retrato hablado", donde se presentaba el perfil de algún personaje; "Una voz en el tiempo", homenaje a algún intelectual; "El mundo en el libro", con reseñas de libros extranjeros y, por último, la sección "El libro chileno", con reseñas de libros nacionales. Como siempre, se anexó un fascículo con los servicios entregados por la Biblioteca durante el año anterior. Este espacio se denominó "Servicios y comunidad" e integró las labores efectuadas también por los Museos.