El 26 de febrero de 1554, dos meses después de la muerte de Valdivia, Lautaro consiguió su segunda victoria sobre los invasores españoles. En la llanura de Marigüeñu, al sur de Concepción, derrotó a un contingente español al mando del Capitán Francisco de Villagra, quien interinamente había sido investido con la suprema autoridad por el Cabildo de Concepción. Tras la batalla sucumbieron 120 soldados españoles y centenares de indígenas aliados. Las puertas de Concepción estaban abiertas para Lautaro, quien no esperó mucho para entrar en ella y saquearla. En la Batalla de Marigüeñu, Lautaro nuevamente utilizó como estrategia la elección del terreno del enfrentamiento.

El gobernador Francisco de Villagra ordenó su inmediata reconstrucción. Sin embargo, consciente de que era necesario eliminar las bases del poder español en el territorio, Lautaro nuevamente destruyó la ciudad a fines de 1555. Animado por las victorias, Lautaro emprendería dos campañas contra Santiago, convencido de que debía destruir el principal asentamiento español para expulsar definitivamente a los invasores.