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La reforma de Rowland Hill

La historia del servicio postal está íntimamente relacionada a la figura del profesor británico Rowland Hill. Nacido en 1795 en Worcestershire, Inglaterra, se desempeñó como miembro de la Comisión para el Desarrollo y la Colonización de Australia del Sur. Como funcionario diplomático requería constantemente del servicio de correo, por lo que comenzó a constatar las dificultades del sistema postal. En Gran Bretaña -y en la mayor parte de Europa- enviar cartas era un proceso lento y oneroso. Además, cada carta tenía un costo diferente y la correspondencia debía ser pagada por el receptor. Estos últimos, por lo general, se negaban a cancelar por ese servicio.

Para erradicar esos defectos, Hill escribió un proyecto titulado Reforma postal: su importancia y viabilidad. En este documento proponía abaratar costos y dinamizar el proceso con varias medidas. Consideraba una tarifa uniforme dentro del país, proporcional a la distancia entre emisor y receptor. También, un pago previo de la correspondencia. Para acreditar la cancelación y activar el envío, el sistema operaría con la colocación de un sello adhesivo, incorporado en la carta. Así se eliminaba, conjuntamente, el problema de la negativa de los receptores a pagar y se popularizaba el servicio.

Rowland Hill le presentó este proyecto a Lord Melbourne, un político influyente. Tras defenderlo ante una comisión -incluyéndole correcciones y agregados-, fue aprobado por la Reina Victoria para que fuera instaurado en el país el 17 de agosto de 1839.

Este sistema fue adoptado en nuestro país durante el gobierno del Presidente Manuel Montt. Las emisiones de las primeras estampillas nacionales suscitaron una gran atracción entre el público.