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primeros teatros

A principios del siglo XIX Europa era el referente cultural de la alta sociedad chilena, en una época de grandes divisiones, marcadas por las aspiraciones sociales que debía tener un ciudadano moderno. La clase aristocrática gozaba de gran poder entonces, y la burguesía emergente podía, a través de bienes culturales como la ópera, legitimar su propio status en esta escalada. La instancia de asistir a la ópera en los teatros era un evento social muy importante, que reflejaba muy bien la estratificación social en su estructura: la platea estaba reservada para la aristocracia y la clase pudiente, que no siempre lograba coparla; los palcos, siempre llenos, recibían público joven con creciente poder adquisitivo; la localidad más económica, la galería, recibía a ciudadanos comunes, profesores de música y estudiantes, trabajadores y jóvenes. En ese entonces la vestimenta de los concurrentes debía ser siempre muy elegante, con el frac y el vestido largo para la clase pudiente, y la mayor formalidad para la clase popular. En los palcos, que eran ubicaciones caras, a veces los padres llevaban a sus hijas para exhibirlas y encontrarles marido (cf. Avilés, p. 21).

En el Teatro Victoria de Valparaíso y el Teatro Municipal de Santiago, verdaderos centros de sociabilización en torno a la música, había diversos espacios de reunión. En el capitalino había un café, una cantina y el foyer, donde los hombres hablaban de política y negocios, o simplemente bebían alcohol. Las mujeres permanecían en sus palcos durante los intermedios, solo se apartaban de su lugar para ir a visitar a alguna amiga en un palco vecino (ibíd.).

Asimismo, en el Teatro Municipal se organizaban bailes de beneficencia para la clase adinerada y fiestas de disfraces. Sobre la platea se situaba una tarima gigante donde los asistentes bailaban al son de la misma orquesta que tocaba durante los conciertos y óperas. Este teatro siempre mantuvo un perfil destinado a los espectáculos serios y onerosos, siendo la ópera el arte escénico cultivado por excelencia.