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montajes italianos

En abril de 1830 tuvo lugar el primer espectáculo de ópera en Chile. Gracias a la gestión personal de un grupo de aficionados, una compañía lírica italiana, de paso por Valparaíso en su camino a Lima, presentó El Engaño Feliz de Rossini en una casa particular, cobrando una costosa entrada (cf. Cánepa, p. 13). El interés de algunos santiaguinos hizo posible llevar a dicha compañía a la capital en junio de ese año. Así comenzó una extensa tradición operática en el país, que pasó de los salones a los teatros, con el nacimiento del Victoria en el puerto, el Municipal en Santiago y, posteriormente, el de Copiapó.