Subir

Sortilegios amorosos

Las prácticas mágicas destinadas a obtener favores sexuales ya estaban muy arraigadas en la cultura española al momento de la Conquista, tal como queda demostrado en La Celestina de Fernando de Rojas.

Durante el período colonial existió una especial preocupación por reprimir tanto a los españoles que solicitaban estos servicios, como a los indígenas que los proporcionaban. Conocido es el caso de Doña María de Encío, quien en 1579 confesó ante el Santo Oficio que cuando era joven había recurrido a la magia para conquistar el amor de su marido, Don Gonzalo de los Ríos, quien mantenía relaciones extramaritales con algunas indias.

En el Sínodo Diocesano convocado en Santiago en 1626, se dispuso el destierro de los indígenas hechiceros que, entre otras cosas, preparaban pociones para enajenar de sus sentidos a quienes eran objeto de requerimientos licenciosos. La misma preocupación mostró la autoridad civil cuando, en 1671, un juez fue comisionado para que investigara a los indígenas que ofrecían yerbas a hombres para ser queridos por mujeres.