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Cuestionar la noción de "arte puro"

Según el investigador Luis Hernán Errázuriz, a comienzos del siglo XX existía una dicotomía entre dos visiones de la educación artística, una vinculada al concepto moderno de arte y otra orientada a la formación de recursos humanos para beneficiar el desarrollo industrial y el crecimiento económico. Esta visión práctica sobre el arte tendría una fuerte oposición entre los partidarios de un "arte puro". Ambas posiciones se vieron representadas en dos directores sucesivos de la Escuela de Bellas Artes, Pedro Lira, adherente del "arte puro", y Virginio Arias, promotor inicial de la Escuela de Artes Decorativas, cuyo interés se encontraba fuertemente influenciado por su paso por la Escuela de Artes Decorativas de París, donde fue testigo que "de esa Escuela salen los pintores que ejecutan el admirable decorado de cada pieza que se estrena i los escultores ornamentales que dan vida al enorme comercio que invade el mundo con innumerables artículos de bronce, cerámica, etc. (…) En una palabra, puede decirse que toda la industria artística francesa sale de la admirable Escuela de Artes Decorativas" (Rodríguez Mendoza, Emilio. "La Escuela de Bellas Artes de Santiago". Anales de la Universidad de Chile. Tomo CXIV, 1904, p. 732).

La búsqueda de un fin práctico en la educación artística tenía como principal objetivo "fomentar la cultura de las clases populares: su objeto era el de dar a los obreros de ciertas industrias de lujo principios de cultura artística y nociones de la técnica de estas industrias". (Richon-Brunet, Ricardo. "La Escuela de Artes Aplicadas y su porvenir". Revista de Arte, N°19-20. 1938, p.15 ), aunque, paradójicamente, las enseñanzas que ahí se impartían nada tenían que ver con el mundo industrial.