El prestigio militar alcanzado por Prieto le valió una alta reputación entre los políticos conservadores de la época, además del apoyo otorgado por ser amigo cercano de Bernardo O'Higgins. Tras la abdicación de éste último, Ramón Freire, quien lo sucedió en el poder, miró con desconfianza a todos los partidarios del ex Director Supremo, hecho que atrajo las simpatías de pelucones y opositores al régimen liberal sobre el general Prieto.

Al amparo de dichos sectores, este militar figuró constantemente en la vida política de la década de 1820. Junto con ser miembro de la Corte de Representantes y asesor del Consejo de Estado, formó parte del poder legislativo en varias oportunidades, ocupando asientos como diputado y senador.