Los estudios sobre la naturaleza marítima chilena son históricamente recientes. Pionero en esta área fue Rodulfo Amando Philippi (1808-1904), quien aportó un primer acervo de descripciones y clasificaciones taxonómicas en este ámbito.

En cuanto a la fauna marina, el conocimiento de los peces de Chile progresó durante la primera mitad del siglo XX gracias a dos grandes iniciativas particulares: la del cirujano militar chileno Federico Delfín, en 1901, y la del norteamericano Henry Fowler, entre 1941 y 1942, quienes elaboraron sendos catálogos ictiológicos de los mares nacionales.

Al inicio de la década del cincuenta, Guillermo Mann creó una especie de guía de campo para reconocer fácilmente a los principales peces chilenos, cuya clave resulta comprensible incluso para los no iniciados en biología. Luego, en 1954, publicó Los peces de Chile, una obra trascendente por su carácter compendioso y por superar el paradigma basado en la sola clasificación taxonómica, ya que agrega datos sobre sus hábitos de vida, distribución geográfica y batimétrica, así como nociones de ecología aplicadas.

Su interés por las criaturas marinas y por el océano en sí mismo como componente geográfico, alcanzó también a las medusas, como la Stauroclaudia hogsoni, y a cierta fauna parásita de aguas superficiales.