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Enseñanza de la Geografía

La enseñanza de la Geografía se introdujo en nuestro país en 1809, en el programa de la Academia de San Luis. En mayo de ese año ingresó como profesor de Latinidad y Geografía el franciscano José María de Bazaguchiascúa, quien quiso elevar la materia a rango universitario. Con ese objetivo escribió Memoria que manifiesta la necesidad de abrir grados e instituir Cátedra de Geografía en la Real Universidad de esta ciudad, documento que fue enviado a José Miguel Carrera para su análisis. Su fundamento radicaba en la necesidad de cambiar al individuo y a la sociedad mediante la educación pública y la cultura. Sin embargo, anterior a este documento existieron otros como el Compendio Geográfico de Juan Pablo Fretes, texto que describe la naturaleza en verso, pues su objetivo era facilitar la memorización de sus contenidos. También de este periodo es Geografía de Juan Egaña, obra publicada en 1809 que consiste en una descripción y enumeración de los elementos naturales, fuertemente influida por el determinismo geográfico. Ambos textos fueron un gran aporte metodológico, aunque abogaban por una enseñanza memorística de la Geografía.

En el ámbito universitario, la enseñanza de la Geografía se formalizó gracias al alemán Hans Steffen quien, al ingresar al Instituto Pedagógico y desempeñarse en la cátedra de Historia y Geografía, formó a los primeros profesores e impulsó las investigaciones geográficas a partir de 1889. A esto se suma la enseñanza de la disciplina en la Universidad de Chile, la cual desde 1853 comenzó a formar ingenieros geógrafos.

A fines del siglo XIX, fue publicada una obra fundamental en la enseñanza de la geografía: Geografía descriptiva de la República de Chile de Enrique Espinoza. El texto estaba divido en dos partes: la primera abarcó una descripción general del país, mientras que la segunda una descripción más detallada del territorio, por provincias y departamentos. Las descripciones contemplaron aspectos como los límites, clima, características de la población, entre otros. Por su trascendencia, la obra se reeditó cuatro veces.