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Instrumentos musicales de esa etnia

Diseminados por una parte importante de la región sur de Chile la presencia Mapuche se definió, de acuerdo a su propia concepción de espacio, en cuatro zonas geográficas: pewenche (gente del este), williche (gente del sur), lafkenche (gente del oeste) y pikunche (gente del norte). Actualmente, habitan un territorio que va desde la VIII hasta la X región, incluyendo el archipiélago de Chiloé.

Los mapuches no poseen una palabra genérica en su lengua (mapuzugun) para la música, aunque usan los términos ülkantún, que incluye todos los tipos de música cantada mapuche; y purrún, que designa la música instrumental para la danza, con o sin música vocal. La mayor parte de la música mapuche está destinada al rito, reflejando, con ello, los componentes específicos del sistema sociocultural que los gobierna, tendiente a un simbolismo dual.

En este contexto, ül designa la música como canción con texto, ülkantun el acto de cantar (sobrenatural o profano) y ülkantufe al cantante. Hay cánticos tradicionales antiguos (kuifi-ülkantun) y nuevos (we-ülkantun), así como estilos de canto femenino (domo-ülkantun) o masculino (wentru-ülkantun).

El universo de la música mapuche 'terrenal' (no ritual o sobrenatural) puede dividirse en dos partes: música de machi (música ritual -incluida la danza-) y canto mapuche (canciones monofónicas y todo tipo de canto profano).

El universo de la música mapuche ritual se divide según la función u ocasión en que se desenvuelve el canto, usualmente religioso, formal o medicinal.

El Pueblo Mapuche atribuye un poder positivo y eficaz a la música ritual, que es capaz de conectar los ámbitos sobrenaturales de los dioses y espíritus con el ámbito terrenal de los hombres, además de cumplir funciones medicinales, es decir, la música es un medio de comunicación de relevancia cultural. Contrario a esto, las canciones profanas no poseen este halo de vital importancia que sí tiene el repertorio ritual.

Según señala la etnomusicóloga chilena María Ester Grebe, la organología mapuche permite ver que esta etnia abunda en aerófonos tradicionales, como pifülka, piloilo, trutruka, nolkíñ, corneta, pinkullwe y küll-küll. De ellos, el más conocido es la trutruka, trompeta natural con pabellón de cuerno, con o sin boquilla.

En el caso de los instrumentos cordófonos, destaca sólo el arco musical (kunkül-kawe) y, entre los idiófonos vigentes, la wada (sonaja de calabaza), la kadkawilla (sonaja de cascabeles) y el trompe. Este último, masificado por el turismo, es un instrumento pulsado, elaborado con una lámina vibrátil dentro de marco metálico que resuena al interior de la cavidad bucal del intérprete.

Finalmente, entre los membranófonos, se halla el timbal chamánico (kultrung) y el bombo (kakel-kultrung). El kultrung, llamado a veces "kultrún", es en una vasija tallada en madera sagrada cubierta por un parche de cuero (de cabrito) tensado, que está sujeto a una vasija mediante bordones de cuero y crin de caballo; se percute con una baqueta para los ritos chamánicos. Desde el punto de vista de su significado, el kultrún es un pequeño microcosmos simbólico que busca representar el universo mapuche y la visión dual de la cosmogonía de esta etnia milenaria.