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Intervencionismo extranjero

Tras la mayoría parcial obtenida por Salvador Allende en las elecciones presidenciales del 4 de septiembre de 1970, los esfuerzos de Estados Unidos se dirigieron a impedir que su triunfo fuese ratificado por el Congreso Pleno el 24 de octubre. Estas tentativas culminaron el 22 de ese mes con el intento de secuestro del Comandante en Jefe del Ejército, general René Schneider, por parte de un grupo minoritario de militares y civiles apoyados inicialmente por la CIA. Aunque el propósito original era forzar la conformación de un gabinete militar, sus planes se vieron frustrados al resultar el general Schneider herido de muerte.

Una vez que Allende asumió el mando el 3 de noviembre de 1970, Estados Unidos se concentró en financiar a los diversos sectores que se oponían al gobierno de la Unidad Popular, condicionando su apoyo a un posible golpe de estado, a que se contara con la aprobación de la mayor parte de las fuerzas armadas y de la oposición, incluida la Democracia Cristiana.

En el extremo opuesto se encontraba Cuba. Mientras, por una parte, contribuyó a defender por las armas el gobierno de Allende de un inminente golpe de estado; por otra, intentaba radicalizar un proceso revolucionario que consideraba entrampado en contradicciones reformistas pequeño burguesas. En este escenario, el régimen cubano alentó, financió y armó a los sectores más radicalizados de la izquierda, tanto dentro como fuera de la Unidad Popular.