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Y corría el billete (1972)

Mi novela no está en clave. Trabajé basándome en las informaciones de prensa de septiembre del año pasado. Tuve la intuición de cómo debe llevarse a cabo un sabotaje inteligente

(Atías, Guillermo. En Vidal, Virginia. "Y corría el billete: Primera novela de los obreros de hoy". El Siglo, Santiago, 1972, 1 de marzo, p. 10)

Esta novela fue escrita en cuarenta días e impresa en una tirada de cincuenta mil ejemplares por editorial Quimantú el año 1972, fecha que coincide con la reedición de A la sombra de los días.

Y corría el billete, llamada novela-tabloide o novela panfletaria por el mismo Atías, dada la mezcla de intimidad, prensa contingente y lenguaje coloquial, aborda los primeros años del gobierno de la Unidad Popular y el conflicto que enfrenta la industria textil frente a la estatización. El tema central es el boicot de los empresarios a los sindicatos a través de un trabajador que hace las veces de soplón e infiltrado y cuyo objetivo es enamorar a la dirigente sindical para sabotear el proyecto estatal. La novela "aborda (…) las maniobras reaccionarias, inclusive la corrupción y el soborno, para restituir el poder económico a los capitalistas" (Vidal, Virginia. Ibíd., p. 10).

La novela abrió un debate interesante en diarios y publicaciones periódicas sobre las funciones de la literatura y la representación artística de la realidad. Por un lado, ganaba en contingencia, pero, por otro, perdía en profundidad sicológica y en la capacidad de representar las transformaciones del mundo narrado. Luis Oyarzún dijo que novelas como esta pueden ser obras necesarias, pero que no serán releídas ni leídas en la posteridad ( "…Y corría el billete". Las Últimas Noticias, Santiago, julio 29, 1972, p. 7); Luis Iñigo Madrigal señaló que este tipo de narrativa pone en tensión la figura del escritor como intelectual en relación con el público al que efectivamente va dirigida -por ejemplo, los empleados de las fábricas textiles-, ya que los críticos de la época como Alone y Valente desdeñaban el sustrato ideológico de las novelas de Atías ("Y corría el billete". La Nación, 2 de abril, 1972, p. 3). Braulio Arenas, por su parte, hizo referencia a la necesidad de una "novela-política" ( "Y corría el billete". Última Hora, Santiago, 21 de marzo, 1972, p. 5)

Otros críticos la defendieron precisamente por su intencionado carácter "panfletario", tildándola de "maravillosamente panfletaria" (Méndez, Ariel. "Los libros". Revista Presencia, Montevideo, Nº 44, 1973, p. 18) y destacando el nivel de compromiso del escritor (Pérez, Floridor. "Dos que se comprometen". La Unión, Valparaíso, 2 de abril, 1972, p. 7).