Cuando Jorge Cáceres murió en septiembre de 1949, fue encontrada sobre su escritorio una carta dirigida a Gómez Correa, quien en esos años vivía en París. La noticia de la muerte de Cáceres fue comunicada por Braulio Arenas a André Bretón por cable, quien se la comunicó a Gómez-Correa cuando éste se encontraba reunido con el grupo surrealista en el Café de la Place Blanche. El poema es la respuesta a esa carta de Cáceres.

Publicada en 1952 por Carmelo Soria, esta carta constituye un verdadero homenaje al poeta Jorge Cáceres, compañero de Gómez-Correa en la aventura surrealista de La Mandrágora. En esta elegía, Gómez-Correa recorre el París que Cáceres quería conocer, deteniéndose en cada calle de la ciudad para elevar un canto a la memoria del amigo que había partido.