El subgénero de la carta abierta utiliza las formalidades de la escritura epistolar con una función retórica. A pesar de estar dirigida a alguien en particular, este tipo de cartas se escribe con el objetivo de ser publicada en un diario o bajo la forma de un libro, para desarrollar discusiones, teóricas o políticas, que se suscitan en la esfera pública. En este caso el destinatario pasa a ser un interlocutor que representa cierta posición ideológica que el autor de la carta pretende refutar.

Tal vez sea el filósofo positivista Juan Enrique Lagarrigue y las sucesivas discusiones que entabló mediante cartas públicas, las que mejor representen este tipo de escritura en Chile, típica de las polémicas del siglo XIX. La tradición francesa de la cual Lagarrigue es tributario se patentiza en el hecho de que dirige una de estas misivas al propio Émile Zola, cultor de este subgénero.

En 1910, Alejandro Venegas escribió una serie de cartas abiertas para expresar sus críticas al manejo de la imagen del país en la celebración del Centenario. Estas cartas abiertas fueron reunidas en el libro Sinceridad: Chile íntimo 1910.