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Dramaturgos

"Los que escribimos teatro en Chile conocemos la inferioridad de nuestra literatura dramática respecto a la novela, la poesía, el ensayo y el cuento. En éstos hay una trayectoria de siglos, grandes escritores, períodos, tendencias, obras maestras.

En el campo teatral, poco, casi nada. Los tratados de Literatura guardan, por lo general, un silencio mortal sobre este tema, o bien deslizan alguna frase general que habla de esfuerzos y entusiasmo.

De parte de los demás escritores, un desdés sin límites. En las librerías no tienen obras dramáticas nacionales, no saben si existen y declaran que si existieran, no se venderían.

Hay que llegar donde bibliófilos y maniáticos para conocer esta débil literatura teatral, para tocar con los dedos esas ediciones flacas, feas, donde yacen las obras menospreciadas.

Además nos han enseñado a desdeñar a los dramaturgos de hace treinta años. Nos dicen que sabían algo de teatro, pero no sabían escribir: Armando Moock o la cursilería; Acevedo Hernández o la torpeza; Germán Luco o la Mediocridad.

Y éstos son nuestros padres. Para los que amamos el teatro, éstos son los que nos preceden, los posibles gérmenes de una tradición" (Fernando Debessa. "Nuestra herencia teatral", Atenea, (380-381): 190, abril-septiembre, 1958)