La Guía de la pintura moderna de Francisco Otta fue publicada por primera vez en 1959, tres años antes de que la exposición de pintura moderna De Cézanne a Miró se mostrara al público chileno en el Museo de Arte Contemporáneo. Pese a llevar varias décadas circulando por los museos de Europa y América, y a estar plenamente asumida por la institucionalidad de los principales centros internacionales de irradiación cultural, los espectadores locales estaban hasta entonces escasamente familiarizados con las obras y movimientos que comprendía la mencionada muestra, lo que explica en buena parte la expectación que suscitó.

Puesto ante obras cada vez más densas en cuanto a su contenido referencial e innovadoras en los aspectos técnicos y representativos, el observador inexperto rara vez lograba captar el complejo tejido en el que estas adquirían significado y terminaba considerándolas, sencillamente, ininteligibles. En este escenario, Guía de la pintura moderna vino a cumplir un papel didáctico al ofrecer a los lectores herramientas sencillas para una primera aproximación estética a las obras.

Este libro se planteó siempre en un contexto educativo, la originalidad, en este sentido, de la propuesta de Otta se observa en las ilustraciones que él mismo realizó para cada sección del libro, mediante las cuales caracterizaba los distintos estilos y escuelas descritos.

Siguiendo la línea de la Guía de la Pintura moderna, el Breviario de los estilos de Francisco Otta es también una compilación didáctica de distintos estilos artísticos, pero con un criterio mucho más abarcador y tratando las más variadas disciplinas artísticas. El carácter de este libro, con mayor énfasis que el anterior, es el de una guía de referencia rápida para el estudio comparado de las obras, que permita una rápida diferenciación de los elementos estilísticos y de época que entran en juego en cada una de las obras referenciadas.