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Jota

Una de las danzas que actualmente no tiene vigencia social pero que sí estuvo presente desde principios de 1900 hasta 1920 en la zona central de Chile, desde Aconcagua hasta Concepción, fue la jota. Margot Loyola en su libro Bailes de tierra en Chile comenta que esta danza como tal comienza a conocerse en España a fines del siglo XVII y principios del XVIII. Las referencias posteriores que se tienen de esta danza indican su área de expansión predominantemente en Aragón.

El investigador argentino Carlos Vega explica que la Jota llegó a América principalmente "por el Océano Pacífico antes de 1850 a través del salón y espectáculos teatrales". En Chile se hizo muy popular en los salones, espectáculos teatrales y conciertos para piano.

Margot Loyola plantea que esta danza tuvo en los campos de la zona central y sur del país dos vidas disímiles aunque simultáneas: una como danza de velada de escuelas de dudosa autenticidad, y otra de uso popular en formas musicales y coreográficas...".

Su texto se basaba en coplas octosílabas con rima consonante en los versos pares intercaladas con un estribillo que generalmente tenía rima asonante; y su danza.

Comienza su proceso de folclorización, reemplazando las castañuelas por castañetas, elaborando una coreografía con círculos, giros, contragiros cambio de frente de los bailarines, sobre pasos caminados valseados y adopción de uno muy característico que va levantando alternadamente las piernas, adelante, flectadas, hasta formar ángulo recto.

Actualmente esta danza se encuentra sin vigencia social en su aspecto danzario aunque se encuentran jotas cantadas con acompañamiento de guitarra en una amplia extensión geográfica de Chile que abarca pueblos y campos de la zona centro-sur.