Visiones de infancia, fue publicado por primera vez en 1947. Ese mismo año, la obra es merecedora del Premio Atenea, lo que influyó en que esta primera edición causara gran impacto en la sociedad de la época y se agotara prontamente. En 1960, María Flora Yáñez reeditó este volumen incluyendo nuevos relatos. El libro es evocación constante de personajes y situaciones que la rodearon los primeros años de su vida. Cada fragmento narrado refiere a un dato o situación verídica, pero el lenguaje de la escritora siempre es una recreación imaginativa, en la que predomina el valor sentimental de ellas. En palabras de María Flora: "Hago una literatura de tono menor. Les doy importancia a los sentimientos y a las sensaciones, y trato hasta la tragedia con sordina. Atenúo todos los ímpetus. Esto es, porque me gusta la literatura de sugerencia, no la que dibuja brutalmente los ambientes, personajes y significados".