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Alianzas liberales

Desde la década de 1850 el espectro de partidos políticos chilenos se diversificó, primero con la fundación del Partido Liberal en 1849, el Partido Conservador en 1857 y luego con la aparición de la facción de gobierno denominada Monttvarista y que dio origen al Partido Nacional. Posteriormente y tras algunos movimientos revolucionarios, se fundó en 1863 del Partido Radical. Este último pugnó y se negó constantemente a la idea de una mancomunidad entre el espectro político liberal y el conservadurismo, y se puso a la vanguardia de la oposición parlamentaria contra los presidentes Manuel Montt (1809-1880) y José Joaquín Pérez (1800-1889), este último primer presidente electo apoyado por la Fusión Liberal-Conservadora.

Durante el gobierno del presidente Federico Errázuriz Zañartu (1871-1876), quien asumió como el segundo presidente de la Fusión, se produjo la ruptura de dicha coalición que buscó dar estabilidad al país luego de las tentativas revolucionarias de 1851, lo que significó una reconfiguración del sistema de político nacional.

Las tensiones entre liberales y conservadores se dieron principalmente por la inmovilidad de estos últimos respecto al rol que debía cumplir la Iglesia Católica en la sociedad chilena, entendida como una organización de la sociedad civil que podía, al igual que los partidos políticos, tener influencia en los gobiernos de turno, en la conformación de las instituciones del Estado y en otros ámbitos de la vida nacional como la educación.

Los conservadores se basaron en la propia Constitución de 1833 para mantener dicha postura, ya que aseguró un lugar privilegiado al catolicismo como religión oficial de la República. Sin embargo, un grupo importante de liberales y radicales se opusieron a la unión entre Iglesia y Estado e intentaron legislar para comenzar el proceso de laicización, incluyendo gran parte del gabinete ministerial en ejercicio y la mayoría del Congreso. Estas "cuestiones teológicas" no se limitaron a cuestiones educacionales -las que fueron defendidas por el ministro conservador Abdón Cifuentes (1836-1928)- o confesionales, también influyeron en otros ámbitos como la existencia de cementerios laicos o comunes, el matrimonio civil, la creación del registro civil, entre otras, es decir, las denominadas Leyes Laicas que se encontraban detenidas en el parlamento.

Además, las visiones liberales y radicales se acercaron aún más cuando comenzaron las discusiones parlamentarias sobre posibles reformas a la Constitución de 1833, para garantizar las libertades individuales y colectivas, disminuir el poder y facultades presidenciales y equipararlo con el del parlamento, conseguir la libertad electoral, la ampliación de la democracia para y dar mayor autonomía a las provincias y municipios.

La ruptura definitiva se dio en 1873, cuando se puso fin a la Fusión con la salida de los ministros conservadores que aún quedaban en el gabinete. Debido a aquello, el gobierno de Errázuriz Zañartu y el Partido Liberal quedaron entre dos fuerzas políticas distintas que tomaron su lugar como oposición, es decir, el espectro conservador conformado por el Partido Conservador y el Partido Nacional, y, al otro extremo, los liberales independientes y el Partido Radical.

El presidente Errázuriz abogó entonces por unificar las posturas entre liberales y radicales, con la finalidad de potenciar el programa laico y liberalizador que lideraba. De esa manera, a partir de diversas reuniones entre los delegados de cada partido, se conformó la Alianza Liberal en 1875 y sus principios se publicaron en las Bases constitutivas de la Alianza Liberal.

Dicha alianza tuvo como presidentes de la República al propio Errázuriz al final de u mandato, Aníbal Pinto Garmendia (1825-1884), Domingo Santa María (1825-1889) y José Manuel Balmaceda (1840-1891). Esta coalición se mantuvo vigente y hegemonizó el parlamento hasta la Guerra Civil que estalló en 1891 durante el gobierno de Balmaceda, cuando el bando liberal se dividió entre oposición y oficialismo, "balmacedistas" y "constitucionalistas", los primeros defensores del presidente y su política nacional personalista y centralista, y los segundos, defensores del sistema político y del régimen constitucional, reformado en varias ocasiones desde la década de 1860. Empujados por la fuerza de los acontecimientos y su profundo ideal parlamentarista, la mayoría de los radicales optaron por el bando "constitucional", tendencia antiautoritaria que se presentó en la Convención Radical de 1888 y que los definió como oposición al presidencialismo exacerbado.

Terminada la guerra en 1892 comenzó un nuevo proceso de discusiones y conversaciones políticas que decantaron en una nueva alianza, la que a inicios del siglo XX incluyó al Partido Demócrata, grupos escindidos del liberalismo como el Partido Liberal Doctrinario, el Partido Liberal Democrático y en algunas ocasiones al Partido Nacional. Desde 1894 las ideas doctrinarias tanto de la nueva alianza liberal como del Partido Radical fueron expuesta en diferentes periódicos, entre ellos el órgano del partido llamado La Ley, en el que incluso se enfrentaron ideas disímiles al interior de la colectividad.

Esta se denominó Unión Liberal (1892-1925) y fue la coalición que dominó la política parlamentarista hasta la década de 1920, llevando al Congreso a una importante cantidad de diputados y senadores en los diferentes periodos eleccionarios y a la elección de los presidentes Germán Riesco Errázuriz (1854-1916), Ramón Barros Luco (1835-1919) y Arturo Alessandri Palma (1868-1950).